1999. metal, espuma, papel períodico, tela cosida, resina.
Trío de personajes siniestros que apuntan el dedo en señal de burla.
Burlarse de los demás es siempre algo digno de condena y celebración, pero al fin y al cabo es humano, demasiado humano. El personaje más pequeño era el más perverso y tuve que regalarlo (o mejor dicho, darlo en adopción) a una chica muy extraña que decía que tenía duendes traviesos en su habitación. Luego me dijo que los duendes y mi malvada criatura se estaban llevando muy bien.
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