2003. Instalación en el Centro Cultural de la Universidad Católica que consistía en avisos pegados en las paredes que se referían a sí mismos; tautologías escritas que anunciaban la necesaria inutilidad del arte.
Los avisos estaban calados, es decir, el texto adoptaba el color de la pared de fondo. Todos los avisos tenían las mismas medidas: 44 x 27cm. Debajo de estas líneas están los textos de los 18 avisos que se colocaron en las paredes del centro cultural; durante el proceso de colocación uno se arruinó, así que finalmente el número de avisos pegados fue 17.
1. this is not important
2. public announcement
3. not on sale
4. three empty words
5. green thing
6. four words on green
7. instructions
8. these words are true
9. this means nothing
10. emptiness
11. read and understand
12. understand and forget
13. eight and ten letters
14. object
15. this is useless
16. this is not red
17. four straight lines
18. rectangle
2. public announcement
3. not on sale
4. three empty words
5. green thing
6. four words on green
7. instructions
8. these words are true
9. this means nothing
10. emptiness
11. read and understand
12. understand and forget
13. eight and ten letters
14. object
15. this is useless
16. this is not red
17. four straight lines
18. rectangle
La instalación estuvo acompañada de un texto informativo, que sigue a continuación:
AVISOS DE SERVICIO PÚBLICO
Los avisos que conforman la instalación Avisos de Servicio Público adoptan la forma convencional de un aviso informativo pero finalmente no informan nada. Son tautologías o enunciados analíticos resultando totalmente inútiles. Que las apariencias engañen es el más grande de los engaños y constituye la mayor calumnia que ha soportado la realidad (desde Platón). La apariencia es verdadera siempre en sí misma, ella no puede mentir. La decepción proviene de la proyección que es creada por el espectador que busca un contenido más allá de la apariencia, traicionándola y reduciéndola a una máscara que cubre algún supuesto significado oculto.
Los avisos conforman una unidad inseparable entre apariencia y contenido negando cualquier proyección ulterior al mundo y las cosas. El contenido ya no debe justificar la forma, pues ésta ya implica un contenido irrefutable y contundente: la existencia real.
Los avisos se limitan a dar testimonio de su propia existencia, alcanzando un fin en sí mismos. Dejan abierta la problemática sobre qué hacer con una realidad que no está relacionada con nada; ponen en jaque toda perspectiva teleológica, toda utilidad desaparece, pues el arte es fundamentalmente inútil, se limita a existir y su existencia en un mundo explicado por fines constituye un enigma inexplicable pero a la vez inevitable.
Los avisos que conforman la instalación Avisos de Servicio Público adoptan la forma convencional de un aviso informativo pero finalmente no informan nada. Son tautologías o enunciados analíticos resultando totalmente inútiles. Que las apariencias engañen es el más grande de los engaños y constituye la mayor calumnia que ha soportado la realidad (desde Platón). La apariencia es verdadera siempre en sí misma, ella no puede mentir. La decepción proviene de la proyección que es creada por el espectador que busca un contenido más allá de la apariencia, traicionándola y reduciéndola a una máscara que cubre algún supuesto significado oculto.
Los avisos conforman una unidad inseparable entre apariencia y contenido negando cualquier proyección ulterior al mundo y las cosas. El contenido ya no debe justificar la forma, pues ésta ya implica un contenido irrefutable y contundente: la existencia real.
Los avisos se limitan a dar testimonio de su propia existencia, alcanzando un fin en sí mismos. Dejan abierta la problemática sobre qué hacer con una realidad que no está relacionada con nada; ponen en jaque toda perspectiva teleológica, toda utilidad desaparece, pues el arte es fundamentalmente inútil, se limita a existir y su existencia en un mundo explicado por fines constituye un enigma inexplicable pero a la vez inevitable.
Los textos que siguen pertenecen al soporte teórico de la obra.
Mi investigación trata sobre la problemática siempre actual de la finalidad o función del arte. Por lo tanto era necesario hacer un trabajo que reflejara dicha problemática dentro de un contexto donde podría contrastar con una función edificante o útil del arte. Mediante la ironía y el simulacro utilizo la estructura del aviso de servicio público para publicar la inutilidad del propio aviso, es decir, el aviso, que por definición tiene una función informativa e útil, en este caso informará sobre la inutilidad y gratuidad del arte, que en este caso adopta la forma del propio aviso.
El lugar elegido para la publicación de los avisos fue el Centro Cultural de la Universidad Católica, espacio dinámico donde se desarrollan en simultáneo diversas actividades culturales y artísticas, como exposiciones de arte en galerías, cine, teatro y conferencias que abordan distintas temáticas culturales. Las actividades que ofrece el centro cultural permite la atracción de un público heterogéneo compuesto por personas que varían desde el erudito en materia artística hasta el espectador desinformado que va a ver una película sin ninguna pretensión más allá de un rato de entretenimiento, lo cual explica que la propuesta sea ignorada y malentendida por muchos, los cuales tienen todo el derecho a evitar lo que no les interesa. Debo aclarar que la propuesta no tiene ninguna pretensión de recepción masiva. Dentro de la fauna que visita el espacio intervenido basta con que una persona entienda la propuesta para que el milagro de la comunicación se realice.
Como en el caso de la Colecta Pública, la instalación asume la forma de los avisos públicos convencionales para un uso no convencional. La ironía y contraste no se lograría de otro modo, pues lo irónico se da cuando en un contexto conocido y previsible sucede algo inesperado y anormal. En este caso, el aviso público convencional debe, por su propia definición, publicar alguna información relevante al espectador. Es la utilidad y relevancia del mensaje del aviso lo que justifica su existencia.
El lugar elegido para la publicación de los avisos fue el Centro Cultural de la Universidad Católica, espacio dinámico donde se desarrollan en simultáneo diversas actividades culturales y artísticas, como exposiciones de arte en galerías, cine, teatro y conferencias que abordan distintas temáticas culturales. Las actividades que ofrece el centro cultural permite la atracción de un público heterogéneo compuesto por personas que varían desde el erudito en materia artística hasta el espectador desinformado que va a ver una película sin ninguna pretensión más allá de un rato de entretenimiento, lo cual explica que la propuesta sea ignorada y malentendida por muchos, los cuales tienen todo el derecho a evitar lo que no les interesa. Debo aclarar que la propuesta no tiene ninguna pretensión de recepción masiva. Dentro de la fauna que visita el espacio intervenido basta con que una persona entienda la propuesta para que el milagro de la comunicación se realice.
Como en el caso de la Colecta Pública, la instalación asume la forma de los avisos públicos convencionales para un uso no convencional. La ironía y contraste no se lograría de otro modo, pues lo irónico se da cuando en un contexto conocido y previsible sucede algo inesperado y anormal. En este caso, el aviso público convencional debe, por su propia definición, publicar alguna información relevante al espectador. Es la utilidad y relevancia del mensaje del aviso lo que justifica su existencia.
ASPECTOS CONCEPTUALES
Toda representación viene inevitablemente acompañada de un contenido o significado. En el caso del arte, la forma induce a un significado que puede ser útil o inútil según el caso. Cuando el contenido es ético estamos frente a un arte útil o edificante. Lo ético tiene trampas muy sutiles pues un arte inmoral también responde a mecanismos éticos pero por oposición, pero sigue siendo un arte que se justifica éticamente. Sólo en casos amorales el arte puede desligarse de lo ético (en el sentido tradicional de la palabra) y con ello garantizar su inutilidad. Como, por ejemplo, en el caso del arte minimalista que buscaba no expresar nada y simplemente existir como objeto real sin discurso. En todo caso, el discurso es algo que se agrega posteriormente y no es imprescindible para la existencia del objeto.
En el caso del texto escrito el significado puede ser controlado con mayor precisión que en las representaciones no textuales, pues el signo remite a un significado determinado.
IDIOMA DEL TEXTO
Toda representación viene inevitablemente acompañada de un contenido o significado. En el caso del arte, la forma induce a un significado que puede ser útil o inútil según el caso. Cuando el contenido es ético estamos frente a un arte útil o edificante. Lo ético tiene trampas muy sutiles pues un arte inmoral también responde a mecanismos éticos pero por oposición, pero sigue siendo un arte que se justifica éticamente. Sólo en casos amorales el arte puede desligarse de lo ético (en el sentido tradicional de la palabra) y con ello garantizar su inutilidad. Como, por ejemplo, en el caso del arte minimalista que buscaba no expresar nada y simplemente existir como objeto real sin discurso. En todo caso, el discurso es algo que se agrega posteriormente y no es imprescindible para la existencia del objeto.
En el caso del texto escrito el significado puede ser controlado con mayor precisión que en las representaciones no textuales, pues el signo remite a un significado determinado.
IDIOMA DEL TEXTO
Los textos fueron escritos en inglés para acentuar su inutilidad. En un país donde el idioma oficial es el castellano un aviso público debería publicarse en ese idioma. La utilización del idioma inglés limita la propuesta a los que entienden dicho idioma, creando ya una selección entre el público que encuentra los avisos. Los que no entienden inglés no podrán participar del juego de la propuesta. Además, el inglés es un idioma universal globalizado y ya no remite a ningún país especifico, en cualquier parte del mundo se habla inglés y eso hace que los textos tengan una identidad indefinida.
SIGNO Y SIGNIFICADO
Para garantizar la inutilidad del aviso, éste debe informar sobre un contenido que no exceda la forma que representa el contenido, es decir, el significado debe referirse al signo, creando un mensaje tautológico. Según la Academia tautología es: “Repetición de un mismo pensamiento expresado de distintas maneras. Suele tomarse en mal sentido por repetición inútil y viciosa”.
Analizando los textos he encontrado cuatro tipos de tautología. En el primer caso, como en los avisos “eight and ten letters” y “four words on green”, el significado describe directamente al signo. En el segundo caso, como en los avisos “four straight lines” y “rectangle”, el significado describe la forma o el formato que lo sostiene. En el tercer caso, como en “these words are true” y “this is not important”, el significado se describe a sí mismo. Y en el último caso como en “instructions” y “read and understand”, el significado aparece en voz imperativa pero sin referirse a ningún predicado en particular forzando al predicado a regresar y caer sobre el signo u objeto que lo publica.
En los cuatro casos forma y contenido conforman una unidad inseparable y hermética imposibilitando que el mensaje se refiera al mundo externo, impidiendo con ello cualquier utilidad. La inutilidad del discurso queda garantizada por el uso analítico del lenguaje, como hemos visto, el uso sintético se refiere al mundo de las cosas para comprobar su valor de verdad. La dinámica de los avisos actúa de manera análoga a los trabajos minimalistas, ajenos y distantes del mundo exterior. Crean una existencia autónoma, inservible y por lo mismo enigmática, y en muchos casos, decepcionante y fastidiosa, pues el observador habitualmente considera que las cosas se hacen inteligibles cuando encuentra en ellas alguna función o fin que las justifique.
Los Avisos de servicio público finalmente avisan que el arte es inútil, que constituye un fin en sí mismo y que solamente por ello vale la pena.
Analizando los textos he encontrado cuatro tipos de tautología. En el primer caso, como en los avisos “eight and ten letters” y “four words on green”, el significado describe directamente al signo. En el segundo caso, como en los avisos “four straight lines” y “rectangle”, el significado describe la forma o el formato que lo sostiene. En el tercer caso, como en “these words are true” y “this is not important”, el significado se describe a sí mismo. Y en el último caso como en “instructions” y “read and understand”, el significado aparece en voz imperativa pero sin referirse a ningún predicado en particular forzando al predicado a regresar y caer sobre el signo u objeto que lo publica.
En los cuatro casos forma y contenido conforman una unidad inseparable y hermética imposibilitando que el mensaje se refiera al mundo externo, impidiendo con ello cualquier utilidad. La inutilidad del discurso queda garantizada por el uso analítico del lenguaje, como hemos visto, el uso sintético se refiere al mundo de las cosas para comprobar su valor de verdad. La dinámica de los avisos actúa de manera análoga a los trabajos minimalistas, ajenos y distantes del mundo exterior. Crean una existencia autónoma, inservible y por lo mismo enigmática, y en muchos casos, decepcionante y fastidiosa, pues el observador habitualmente considera que las cosas se hacen inteligibles cuando encuentra en ellas alguna función o fin que las justifique.
Los Avisos de servicio público finalmente avisan que el arte es inútil, que constituye un fin en sí mismo y que solamente por ello vale la pena.
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